Un homenaje en su día internacional
Cada nacimiento es una historia.
Un umbral que se abre.
Un momento en que el cuerpo, la mente y el alma cruzan juntos hacia algo nuevo.
Y en ese instante sagrado… hay manos que sostienen, miradas que acompañan y corazones que cuidan.
Esas manos, esas miradas y esos corazones tienen un nombre: partera.
Hoy, en el Día Internacional de la Partera, rendimos homenaje a quienes han dedicado su vida a acompañar la llegada de la vida.
A las mujeres que, con sabiduría milenaria y ternura infinita, cuidan a las madres, a los bebés y a las familias.
Parir es un acto de poder… y no se recorre sola.
Una partera no solo asiste un nacimiento físico.
Acompaña miedos, esperanzas, sueños y renacimientos.
Está ahí cuando el cuerpo se abre y el alma también.
Cuando las contracciones son olas que acercan y la respiración es puente entre mundos.
Con manos cálidas, la partera recuerda que el parto es natural, es poderoso y es sagrado.
Ella es quien susurra calma cuando hay duda, quien sostiene fuerza cuando hay cansancio, quien honra cada decisión con respeto y amor.
Gracias, partera…
Por confiar en los cuerpos y en los tiempos.
Por abrazar sin prisa.
Por esperar sin miedo.
Por devolvernos el poder de parir con dignidad, en presencia y en libertad.
Hoy las celebramos.
Hoy las honramos.
Hoy decimos, desde lo más profundo: gracias por caminar con nosotras cuando la vida se abre paso.
Si una partera ha tocado tu vida, te invitamos a compartir su nombre o tu historia en los comentarios.
Hoy, juntas, las recordamos y las abrazamos.
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